lunes, 28 de diciembre de 2015

BMW Z8: historia

A lo largo de la vida de todo aficionado al motor hay una serie de modelos que han conseguido despertar una buena crítica con independencia de los gustos de cada uno. Entre estos modelos cabe destacar el BMW Z8, un roadster lanzado a finales del siglo XX con una estéticamente claramente “retro” y que ha conseguido las mejores críticas jamás obtenidas por un modelo de nicho. Quizás fuera por sus líneas, por su tecnología, por sus prestaciones o por la acertada combinación de estas características, pero el BMW Z8 es un coche que no ha dejado indiferente a nadie, ni a la prensa ni al gran público.
Antes de comenzar a despiezar la historia de este emblemático descapotable alemán quisiera aclarar que aunque las publicaciones más atrevidas se atreven a decir que el BMW Z8 lanzado en 1999 es el sustituto del mítico BMW 507 que se dejó de fabricar en 1959 y del que sólo se fabricaron 252 unidades yo intentaré tratar todo el artículo como el de un coche del siglo XXI diseñado con cierta inspiración clásica pero sin ningún tipo de conexión comercial y/o técnica con el BMW 507.
Sin entrar demasiado en los problemas económicos que afectaron a BMW una vez que cesó el apoyo mutuo con el gobierno nazi alemán y que tanto lastró el desarrollo de nuevo vehículos en la época de post-guera (entre ellos el mismo BMW 507), la situación económica de este fabricante de automóviles en los años 90 le permitió plantearse la fabricación de un nuevo vehículo que más que una ayuda a sus cuentas contables fuese un verdadero reclamo comercial. Dicho esto, se puede afirmar que el verdadero origen del BMW Z8 se remonta siete años antes de su lanzamiento comercial cuando en 1992 se reunieron en Mónaco varios directivos de BMW para analizar la situación comercial de los grandes deportivos. De esta reunión salió la idea de que BMW necesitaba fabricar unMercedes SL con el estilo del BMW 507 (luego dicen que sólo copian los chinos…).
La primera muestra pública del nuevo proyecto de BMW tuvo lugar en el Tokio Motor Show de 1997 cuando BMW presentó el proyecto Z07 con una impactante carrocería cerrada tipo cupé y muchas reminiscencias estéticas a los BMW 507. Aunque se trababa de un prototipo, la intención del fabricante era la de analizar las reacciones del público ante el “posible” lanzamiento de un vehículo deportivo de altas prestaciones que ya contaba con el visto bueno del fabricante para pasar a la producción.
El modelo definitivo, al igual que había pasado con el BMW 507, fue oficialmente presentado en Los Ángeles aunque los cuarenta y tres años de diferencia le sirvieron a BMW para hacer una presentación a la altura de lo que se esperaba de un vehículo que antes de nacer ya estaba llamado a convertirse en todo un clásico.
¿Hay algo más publicitariamente acertado que invitar a James Bond a conducir tu coche? La apuesta fue cara pero le sirvió a BMW para presentar a nivel mundial el BMW Z8, sorprender a medio mundo con su carrocería descapotable y convertirle junto al actor Pierce Brosnan en el protagonista de la película Tomorrow nerver dies (El mañana nunca muere). Para desgracia de los posibles compradores de este deportivo, el modelo de serie no llevada misiles escondidos tras las ópticas y en la guantera sólo había sitio para la documentación y pocas cosas más..
El BMW Z8 que llegó al mercado lo hizo sobre el chasis del BMW E39 M5 convenientemente modificado y reforzado al que se le añadió una célula tridimensional que integraba el marco del parabrisas y que el otorgaba una asombrosa rigidez torsional al conjunto.
El motor elegido para la ocasión era el conocido V8 de 4.941cc y 400cv capaz de regalar al conductor 500Nm a tan sólo 3.800rpm. Con esta bloque el BMW Z8 podía alcanzar los 100km/h en menos de cinco segundos, pasar de 80 a 120km/h en poco más de cuatro segundos y seguir acelerando hasta llegar a los 250km/h (velocidad limitada electrónicamente). Toda la potencia de este motor se trasladaba al eje trasero a través de un cambio manual de seis velocidades y de sus neumáticos montados sobre llantas de 18” con una anchura de 245mm en el eje delantero y de 275mm en el eje trasero.
En conjunto el BMW Z8 tenía un peso que superaba por poco la tonelada y media y un reparto de pesos entre ejes de 51/49% y contaba con todo los adelantos técnicos de la época aplicados al mundo del motor.
El interior también era un estudiado guiño a los BMW de mediados del siglo XX en lo que se refiere al diseño general del salpicadero y volante. El salpicadero presentaba unas líneas minimalistas y se caracterizaba por la ubicación centrada de la capilla de instrumentos. El volante tenía un diseño “retro” con tres radios triples.
El equipamiento era completo pero también cerrado. Si bien había varios colores interiores y exteriores para combinar, la única opción disponible era el techo rígido.
BMW cesó la producción del Z8 en el año 2003 después de fabricar 5.703 unidades de las que curiosamente 3.182 era de color gris plata.
En su efímera vida comercial no sufrió actualización alguna y algunas de sus innovaciones nunca llegaron al resto de la gama, como sus luces de gas neón. Sin embargo sí hay una anécdota de su fabricación muy importante por su éxito: el preparador Alpina llegó a fabricar una pequeña serie de 555 unidades equipadas con un motor descafeinado de “sólo” 375cv y con cambio automático de origen ZF y que son fueron considerados como auténticos BMW a pesar de la preparación.
Hoy en día estos vehículos pueden comprarse en el mercado de segunda mano a precios que pueden duplicar el original. Curiosamente, los más caros con los modelos Alpina…

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