Las principales en el mercado son:
Cambio de convertidor de par
Lo suelen utilizar los vehículos más potentes, con mucho par (Tiptronic, Steptronic..). En este tipo motor y caja de cambios se unen mediante unos anillos toroidales. Están bañados en aceite, lo que genera un deslizamiento cuando se juntan los anillos, lo que permite el cambio de marchas.
Es un sistema bastante simple, duradero y fiable y las mejoras electrónicas han logrado cambios más rápidos, con mejor consumo y sin apenas patinado entre relaciones. Su mantenimiento consiste en cambios del aceite de transmisión y el filtro (varía según el fabricante y modelo, pero en torno a los 60.000 km). Si se omite este paso o hay alguna fuga es cuando pueden aparecer las averías.
Cambio de variador continuo
Es el modelo que emplean muchos modelos híbridos, pues maximizan el consumo y priman la conducción suave. En lugar de una caja de cambios hay un sistema de poleas cónicas que reciben la fuerza del motor, unidas por una correa en V que varía su extensión. No existen las marchas como tal, sino que la caja va cambiando de desarrollo continuamente para adaptar la potencia a la velocidad (le cuesta cuando se pisa el pedal a fondo).
La electrónica ha logrado que pueda simular algunas marchas. Es un sistema de transmisión que no precisa de un mantenimiento especial, más allá de revisiones periódicas que recomiende cada fabricante, y no suele presentar problemas graves.
Cambio robotizado
Se trata básicamente de un cambio manual, si bien la acción del embrague y del selector de marchas se contola por un sistema formado por electroválvulas y una unidad de control. Introducidas en si día por BMW (SMG) y Alfa Romeo (Selespeed), en la actualidad lo montan habitualmente marcas francesas de PSA y Renault (CMP, ETG), sobre todo en coches urbanos, para simplificar la conducción.
Han ganado en comodidad y rapidez respecto a hace unos años pero es de esos cambios a los que hay que “pillar el truco”. Debe sustituirse el líquido hidráulico del selector de las velocidades, pues la caja de cambio es convencional. Y, ya a largo plazo, se recomienda cambiar el embrague por desgaste.
Doble embrague
Las más conocidas son las DSG de Grupo Volkswagen y las PDK de Porsche, pero ya las equipan más marcas. Se trata de una caja de cambios dividida en dos, con una pareja de embragues robotizados, uno para las velocidades pares y otra para las impares. De este modo, los cambios son instantáneos.
Con el paso del tiempo han ajustado aún más los cambios, haciéndolos casi imperceptibles, y mejorar consumos ante sus equivalentes con cambio manual. Aptas para muy diversos tipos de coches, son más complejas y algunas requieren cambio de aceite (en torno a los 60.000 km recorridos) o sustituir los discos. A lo largo del tiempo se han detectado fallos en el sistema de electroválvulas de algunos fabricantes, pero ya son anecdóticos.
Fuente: Totalblog
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